Finocchiaro adelantó que trabajarán con clubes para poder tener más escuelas con jornada extendida. Aseguró que el estado de las escuelas "es malo" y dijo que comenzó un relevamiento para saber "cómo están".
Por Albertina Marquestau
Para el director general de Cultura y Educación, Alejandro Finocchiaro, el hecho de haber comenzado “en término” el ciclo lectivo 2016 hoy ya es historia. “No nos conformamos, tenemos que trabajar por una educación de calidad”, expresó el funcionario provincial, quien aseguró que “el problema educativo que tiene la provincia de Buenos Aires no se puede resolver en 60 días o 1 año”.
En diálogo con LA CAPITAL, Finocchiaro dijo que “le causa mucha gracia” el miedo que genera cuando se habla de evaluación. Aseguró que “es necesario evaluar a docentes, directivos, alumnos y funcionarios para tener una radiografía y mejorar”.
El titular de la cartera educativa provincial se mostró a favor de la jornada extendida sobre la que adelantó: “Trabajaremos con clubes para que los chicos puedan estar allí” porque “las escuelas no están en condiciones”. Por otra parte aseguró que trabajarán para mejorar el sistema de bajas, altas y modificaciones de los cargos docentes porque “hoy es muy lento”, se hacen con computadoras “IBM de 1984 y expedientes en papel que se llevan en carretillas”.
-¿Debe estar satisfecho por haber inaugurado el ciclo lectivo tal como estaba previsto?
-La verdad es que estamos muy contentos porque creemos que el hecho de haber comenzado las clases el día que debían empezar, como hacía muchos años no pasaba en la Provincia, es el principio del camino que se planteó la gobernadora en su campaña en el sentido de que teníamos que empezar a vivir en una Buenos Aires normal, que también lo dijo el Presidente. Argentina terminó “normalizando” cosas que no eran normales. Lo normal es que las clases empiecen en fecha. Ahora si bien estamos muy contentos de que esto haya pasado, entendemos que es el principio de un camino, tenemos que mejorar la educación en la provincia de Buenos Aires. Si nos quedáramos nuevamente con esta alegría nos estaríamos poniendo una cota muy baja.
-¿Es un desafío apuntar a una educación de calidad?
-Muchas veces se habla de calidad educativa y yo prefiero hablar de educación de calidad, aunque sea semántico, pero creo que también es un símbolo poner a la educación en el centro de lo que estamos hablando. No hay país en el mundo que haya progresado sin haber invertido en educación y cuando digo esto no hablo sólo de dinero, que hace falta y mucho, sino en la decisión política de invertir capital político en la educación, que es lo que plantea el presidente Macri y la gobernadora Vidal. Yo estoy vinculado a la actividad política desde el año ’83 y es la primera vez que veo que un candidato a Presidente y a Gobernadora, plantean la educación como eje de campaña. Esto es un símbolo de la Argentina que queremos. La Provincia tiene 4.800.000 alumnos, Uruguay tiene 3.200.000 habitantes, es decir que lo que nosotros estamos encarando ahora es la educación de un país entero. Esa es la magnitud de lo que estamos afrontando y de lo que queremos seguir haciendo. Por eso no nos conformamos solamente con ser la gestión que hizo que las clases empiecen a término, queremos trabajar para que la educación vuelva a ser la gran igualadora de oportunidades en Argentina, que vuelva a convertirse en la gran fábrica de sueños. Para que la escuela pública vuelva a ser de todos.
-La ley habla de una obligatoriedad de 180 días de clases, ¿piensa en la posibilidad de que esa cifra crezca?
-Yo creo que el lugar de los chicos es la escuela, que mientras más días estén en la escuela es mejor, lo que pasa es que esa escuela tiene que proveer educación de calidad, tiene que estar llena de contenidos, no es sólo meter chicos en la escuela y que estén allí. Por supuesto que la escuela debe ser inclusiva, eso ya nadie lo discute, pero además de incluir tenemos que darle calidad educativa. Hubo épocas donde la economía manejó a la política, y otras al revés, creo que hoy es el tiempo que sea la educación la que maneje el camino de desarrollo en la Argentina. La educación tiene que conducir los destinos del país, no hay que priorizar la educación solamente desde lo discursivo.
Extender en clubes
-En este marco, la jornada extendida que se ha puesto en práctica en algunos establecimientos, ¿puede propagarse?
-Sí, por supuesto. Extender la jornada también implica una gran inversión en infraestructura que hoy la Provincia -que declaró la emergencia en infraestructura-, no puede afrontar. Entonces lo que vamos a hacer durante este año y posiblemente el que viene, es trabajar con clubes y otro tipo de entidades para poder extender la jornada allí, desde lo deportivo, cultural, social, para que los chicos puedan tener más horas de clase. El problema de infraestructura en la Provincia es grave, no tenemos todavía una noción absoluta y completa de la gravedad del problema porque nosotros asumimos y a los pocos días comenzaron las vacaciones y las escuelas estuvieron cerradas, así que todo lo que hoy estamos encarando son reactivaciones. Hay cerca de 200 obras que estaban paradas, y estamos por comenzar otro tanto, pero es aquello que hemos conversado con los consejos escolares, los intendentes. A partir de hoy lanzamos un censo de infraestructura en la provincia, edificio por edificio, en el transcurso de 5 meses vamos a tener una radiografía exacta de los problemas que tenemos.
-En el tema infraestructura los consejos escolares tienen un rol importante en el manejo de fondos, ¿esto seguirá siendo así?
-Los consejos escolares tienen por ley determinadas atribuciones, pero en realidad el manejo de dinero de infraestructura que tienen es básicamente para las obras del riesgo inicio, que son trabajos menores. Hoy nosotros las obras más grandes las estamos haciendo con el auxilio de la Nación porque la Provincia está quebrada. De hecho nos encontramos con la sorpresa de escuelas que fueron inauguradas en la gestión pasada y no están terminadas. La verdad es que la realidad educativa de la Provincia la tenemos que empezar a cambiar y quien venga después tiene que continuar. El problema educativo que tiene la provincia de Buenos Aires no se puede resolver en 60 días o 1 año.
Retraso y malestar
-En General Pueyrredon todos los años se repite la escena en la que los docentes que toman cargos cobran meses más tarde debido a la lentitud del proceso de carga de datos que van a La Plata. ¿Esto se evalúa poder descentralizarlo para agilizarlo?
-Sí, por supuesto, lo estamos evaluando, pero la gente no sabe que aquí se liquidan los sueldos con un equipo IBM de 1984, que no está informatizado, digitalizado ni sistematizado todo, entonces lo que vamos a encarar en todo el gobierno de la Provincia -y eso va a tener un impacto muy grande en Educación, que tiene la mitad de los empleados bonaerenses- es lograr que esa tecnología y digitalización llegue hasta las escuelas mismas. Que finalmente sea allí donde se carguen las altas, bajas, modificaciones, y eso impacte inmediatamente. De hecho es una de las grandes ineficiencias del sistema, hoy todo es expediente de papel, y los mismos se llevan en carretillas. Eso por supuesto hace que algún docente tarde mucho más en cobrar de lo que debiera tardar, y también que alguno que ha dejado un cargo continúe cobrando durante algún tiempo hasta que esa novedad llega hasta aquí y es procesada. Esa es una cuestión administrativa que vamos a encarar muy fuertemente porque además de la injusticia de que hay docentes que tardan en cobrar, también se da el hecho de que eso hace perder dinero que puede estar volcado a la educación, no para otra cosa.
– El Presidente anunció que enviará al Congreso el proyecto para la universalización de la sala de 3, ¿Qué opinión tiene al respecto?
-Estamos absolutamente de acuerdo. Todos los estudios hechos a nivel mundial demuestran que un alumno mientras más temprano esté escolarizado, mejor le va en sus estudios posteriores. Lo que pasa es que en la provincia de Buenos Aires todavía falta cobertura en sala de 5 y de 4 , y por otro lado, además, las estadísticas que tenemos en el Ministerio y la información no son fiables, entonces tenemos que construirlas. Mientras más rápido un chico esté escolarizado y más tiempo pase en la escuela, es mejor. Y lo que tenemos que hacer es llenar de contenidos.
Evaluación y más
-El ministro Bullrich habló de la creación de un espacio de evaluación… ¿Lo acompaña?
-Por supuesto, estamos de acuerdo. Pero esto se simplifica con decir “evaluemos a los docentes”. Lo que tenemos que hacer es evaluar el sistema educativo, que es diferente. Hay que evaluar a los alumnos para ver cuánto saben, a los maestros para ver cómo enseñan, a los directivos para ver cómo planifican y conducen, la infraestructura para ver cómo está, las políticas públicas para saber qué impacto tienen en el sistema educativo, y a los funcionarios mismos. Todo esto no para castigar, sino para diagnosticar y planificar. Si sabemos en qué fallamos, vamos a poder saber dónde tenemos que intervenir para mejorar y cómo. Acá no se trata de castigar a un docente, acá se trata de poder hacer que ese docente que tiene alguna falla, pueda mejorar en su formación y capacitación que es algo que vamos a trabajar muchísimo también con el Ministerio de Educación de la Nación, así como la evaluación. Hoy la Provincia por sí misma no puede encarar el hecho de tener un instituto de evaluación básicamente por una cuestión económica, pero sí podemos trabajar fuertemente con el Estado nacional en las particularidades que tenga Buenos Aires. Aquí no existe una cultura de la evaluación, esto no se hacía.
– Las evaluaciones y las cifras parecen palabras temidas dentro de la educación… para su gestión ¿es así?
-Me causa mucha gracia porque eso de tenerle miedo a lo que dice una evaluación es como tenerle miedo a lo que dice una radiografía. Si nosotros no sabemos en qué estamos fallando, nunca vamos a poder mejorar. Este es un sistema que tiene casi 5 millones de alumnos, 350.000 docentes, 20.000 escuelas en diferentes contextos porque las hay en el conurbano, o en una zona rural, entonces teniendo en cuenta todo eso no es fácil tener un diagnóstico recorriendo. Necesitamos realmente comenzar a evaluar y poder estudiar cuáles son las cosas que hacen falta para tener una educación de calidad, que produzca saberes significativos, que forme ciudadanos en valores y actitudes que permitan que los chicos cuando salen de la escuela media, tengan la más amplia libertad para elegir aquello que quieren en la vida. Pero hoy un chico que termina el secundario, que no comprende textos, que no conoce operaciones matemáticas básicas, le es muy difícil conseguir trabajo y ni hablar de entrar a la Universidad. Lo que nosotros tenemos que hacer es derribar los muros, construir horizontes. Especialmente en los sectores más humildes de la población, esos chicos no tienen esperanza porque no tienen horizonte, enfrente de ellos se levanta un muro.
-¿Ese es el chico que hoy está fuera de la escuela secundaria, el que deserta?
-Son chicos cuya expectativa no es un horizonte amplio, que abarque toda la vida, su expectativa son 3, 4 o 5 años, no sabe y tampoco le interesa mucho. Ese chico tiene que estar en la escuela, aprender, entonces el día de mañana va a poder decidir. La educación te da libertad para decidir. Hoy en la Argentina tu lugar de nacimiento geográfico o dentro de determinada escala social, marca para siempre el destino que vas a tener en tu vida y eso es injusto. La educación tiene que volver a ser la gran igualadora de oportunidades, tenemos que volver a la escuela de Jacinta Pichimahuida que era esa donde estudiaban todos y donde finalmente todos iban a tener las mismas oportunidades. Porque si nosotros hacemos eso, más allá de la condición social o geográfica donde uno nace, si podemos igualar a través de los saberes, el conocimiento y la educación, entonces después los chicos tendrán mayor o menor éxito en la vida de acuerdo a su voluntad, esfuerzo, talento, pero no a algo que los marque desde su nacimiento.